Cosas que pasan
Llueve,
de arriba abajo
como es natural;
con gotas
claras, frías.
Anochece,
como todos los días;
se va guardando el sol
tras el mar,
tras mis islas.
Siento,
como siempre he hecho;
es un síntoma más,
de que respiro,
de que estoy viva.
Dudé,
tuve miedo al error;
y frené mis pies
cansados
para que no corrieran a tu orilla.
Vivo,
y los segundos son tesoros;
no quiero perder
ni uno más
lejos de tu sonrisa.
Vamos,
ya es hoy,
la posibilidad nos ilumina.
4 comentarios:
Me ha gustado ese cambio del punto de referencia. Poner el acento en el sentir, para explicar que se respira y, por tanto, se vive. Porque algunas veces me ha pasado, respiro pero no siento. Y coincide con momentos en los que me sentí muerta.
Pero todas esas posibilidades... Aprovechemos un despiste del miedo y lancémonos.
Creo que está mal, que deberia de llover de abajo a arriba, porque asi en vez de tener que llevar el engorro del paraguas llevariamos canoas para taparnos de la lluvia que viene de abajo y encima tendriamos la posibilidad de desviarnos a las nueves en un buen aguacero. Lo malo seria la caida, pero esa es ya otra historia...
A las nueves? Queria escribir a las nubes, no se que estaria pensando mi subconsciente xD
Sería maravilloso poder volar con los aguaceros, aunque las nubes (y los nueves) estarían abajo, ¿no? Lo malo, Beatrize, sería que a poco que nos descuidáramos se nos mojarían las bragas... y me callo.
Pero ya ves: dejarse llevar, o lanzarse, es tan complejo como todo el conjunto de fenómemos que hacen que la lluvia caiga, y que además caiga de arriba. Aunque nos parezca muy fácil.
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