Dudo...
Dudo, luego existo
A veces las nubes navegan contra el viento.
Y está bien que así sea.
A veces el mar no quiere llegar a la orilla y morir.
Y está bien.
De vez en cuando mi estrella no quiere apagarse con el sol.
Y eso también está bien.
Pero más allá de las leyes naturales,
de los ciclos y las mareas,
de piritas y cuarzos,
de estorninos y torcales,
más allá de eso
¿dónde está el bien?
¿está lejos el mal?
Y ahí me debato.
Ahí me debato.
Siglos de evolución
me han hecho lo que soy:
frágil, incompleta,
caminante, anhelante,
dadora, temerosa,
humana.
¡Ah! ¡Si ahora pudiera
tan sólo por un segundo
volar y desde el aire perfecto
ver el hoy, el mañana
y el nunca!
¡Si tras un breve latido
supiera!
Pero no.
Me he de quedar escarbando,
dentro y fuera,
buscando a tientas,
iluminando a ráfagas,
vislumbrando apenas.
Y no sé.
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