4/30/2007

Hitchcock y parques (I)

Hace un año, paseando por Baiona, nos cruzamos con una mujer que salía de su edificio. Nos fijamos en ella por su aspecto, un tanto estrafalario, y por su piel, morena como sólo lo puede estar la que lleva años a la intemperie. Antes de alejarnos lo suficiente para poder hacer algún comentario, nos sorprendieron los chillidos de las gaviotas. Levantamos la vista y allí estaban: docenas de gaviotas volando a toda velocidad hacia la otra acera. Salían de todas partes y de ninguna. Y allí estaba aquella mujer, con una bolsa plástica, esperando a que se acercaran.






Las gaviotas parecían conocerla bien. De hecho ni siquiera tuvo que llamarlas. ¿Era la hora? ¿Era su olor?










Lo cierto es que nos vimos rodeadas de docenas de ratas con alas, enormes, hambrientas, desafiantes....















...Y nos sentimos como en una película que no hace falta mencionar, aunque esta mujer no se pareciera en nada a Tippi Hedren...


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Las fotos son de A.C.


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