4/29/2007

Charcos de soledad




















¡Qué maldición ser fuerte! Y ¡qué maldición parecer fuerte sin serlo!
Se nos carga el mundo en nuestras espaldas. Cada vez un poco más, cada vez alguien más. Y tenemos que arrastrar nuestra carga. Pensamos que lo hacemos con placer, con alegría, porque los queremos a todos. Y sí, los queremos, pero no nos dejan querernos ni vivirnos. No nos dejan caminar ligeros de equipaje (que es la única manera de seguir nuestro camino). Ojalá fueramos como el caminante aquel de García Montero...
¿Levedad o peso? Kundera decía que ansiamos el peso. Esa es la gran batalla. Lo ansiamos, pero nos condiciona tanto. Y tememos defraudarlo. Y medimos nuestros pasos para no desestabilizar la carga. Aunque sólo somos responsables de nuestra propia espalda, y no de todo lo que en ella nos han (nos hemos) cargado. De nuestro camino, y no de los pasos de los otros.
Amor; dolor; responsabilidad; libertad; soledad. Son nuestros compañeros de viaje; nos peleamos con ellos todos los días, y nunca salimos ganando.


HABITACIONES SEPARADAS (L.García Montero)
Está solo. Para seguir camino
se muestra despegado de las cosas.
No lleva provisiones.
Cuando pasan los días
y al final de la tarde piensa en lo sucedido,
tan sólo le conmueve
ese acierto imprevisto
del que pudo vivir la propia vida
en el seguro azar de su conciencia,
así, naturalmente, sin deudas ni banderas.
Una vez dijo amor.
Se poblaron sus labios de ceniza.
Dijo también mañana
con los ojos negados al presente
y sólo tuvo sombras que apretar en la mano,
fantasmas como saldo,
un camino de nubes.
Soledad, libertad,
dos palabras que suelen apoyarse
en los hombros heridos del viajero.
De todo se hace cargo, de nada se convence.
Sus huellas tienen hoy la quemadura
de los sueños vacíos.
No quiere renunciar. Para seguir camino
acepta que la vida se refugie
en una habitación que no es la suya.
La luz se queda siempre detrás de una ventana.
Al otro lado de la puerta
suele escuchar los pasos de la noche.
Sabe que le resulta necesario
aprender a vivir en otra edad,
en otro amor,
en otro tiempo.
Tiempo de habitaciones separadas.

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